jueves, 14 de junio de 2012

El genocidio de la Vendée: cuando el pueblo se levantó contra la Revolución - http://siguiendoachesterton.blogspot.com.ar/


En los libros de texto se dedican amplias páginas a la Revolución Francesa y la lucha contra el Antiguo Régimen. Sin embargo, detrás de las historias de revolucionarios y sans-culottes subyace una verdad que en vano han intentado ocultar los historiadores revolucionarios.

Resulta que la señora guillotina no acaparó, ni por asomo, todo el terror que llevaba consigo la revolución en Francia. En la región de la Vendée (en el oeste de Francia) no estaban dispuestos a tolerar que la revolución, el laicismo y la masonería tomasen el país. Estaban en juego las libertades concretas, y el campesinado se alza una vez más frente a la intromisión estatal y en defensa de su religión. Era el año 1793, y los contrarrevolucionarios recibieron el apelativo de "Ejército del Sagrado Corazón". 

En esta situación, la respuesta de la Revolución es contundente: los mejores generales fueron enviados para exterminar a los rebeldes. El alzamiento del campesinado, apoyado por la nobleza local y el clero, es demasiado fuerte como para ser desdeñado. Los rebeldes combaten aprovechándose del conocimiento del terreno, su valor, y la fuerza del que no tiene nada que perder porque ya se lo han quitado todo. Por toda Francia empiezan a correr historias que hablan de las hazañas de los bravos realistas. Al frente de los sublevados encontramos nombres como Henri de la Rochejaquelein, Jacques Cathelineau, Louis d´Elbée y el marqués de Bonchamps. Todos ellos han pasado a la historia por capitanear a los campesinos que se opusieron a la revolución. 

Henri de La Rochejaquelein en la batalla de Cholet
Sin embargo, nuestros héroes no llegaron muy lejos. La bravura no pudo equilibrarse con la falta de formación y de recursos.  La única solución que se encuentra desde el gobierno de París es el exterminio total. Uno a uno, todos los focos de conflicto fueron apagados. Siguiendo los más modernos (y viejos) métodos de tortura y asesinato miles de familias murieron ahogadas, quemadas o descuartizadas. No hubo perdón para los vencidos.

La situación puede ser paradójica. ¿No defendía la Revolución la libertad? El caso de la Vendée es una prueba de que la revolución distó mucho de traer paz, prosperidad y libertad. La Revolución Francesa fue seguida por la sangre de muchos mártires. (1) Los libros no recogen habitualmente estos hechos, pero muchos no lo olvidamos.

La Vendée tardó muchos años en volver a ser una región pujante. La muerte de 117.000 campesinos pasó factura, sin duda. Junto al campesinado vandeano, cayeron las últimas esperanzas para la Francia católica.  La represión revolucionaria ha pasado a la historia como el primer genocidio de la Edad Contemporánea, un ensayo de la “solución final” de Hitler. La historiografía no ha dudado en calificarlo como un “populicidio”.

Íñigo Pérez de Rada recoge en un artículo titulado “Bandera de la Vendée, 1793”, el testimonio del general revolucionario Westermann, que tomó parte activa en el genocidio:

¡La Vendée ya no existe, ciudadanos republicanos! Ha muerto bajo nuestra libre espada, con sus mujeres y niños. Acabo de enterrar a un pueblo entero en las ciénagas y en los bosques de Savenay. Ejecutando las órdenes que me habéis dado, he aplastado a los niños bajo los cascos de los caballos y masacrado a las mujeres, que así no parirán más bandoleros. No tengo que lamentar un sólo prisionero. Los he exterminado a todos” (2).

El estremecedor testimonio del general nos ayuda a hacernos una idea de la magnitud del desastre. Tengámoslo en cuenta cuando oigamos hablar de la Revolución Francesa, y más aún cuando escuchemos repetir pomposamente el lema liberté, igualité, fraternité.

NOTAS

1. En el año 1984 el Papa Juan Pablo II beatificó a 99 mártires de Angers.http://www.eltestigofiel.org/lectura/santoral.php?idu=412

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