“Con respecto a la vida de oración de la Iglesia otra fuerte experiencia ha sido la de la introducción de la Misa en Latín en la mañana. Fue unos pocos meses antes de nuestra llegada a Teramo que el Papa Benedicto XVI dió amplia facultad para celebrarla, y Yo ya antes de venir tenía la intención de aprenderla e introducirla en Teramo. Pero me tomó casi dos años para hacer lo uno y lo otro. Recuerdo que inicialmente la gente que frecuentaba la Misa de la mañana estaba perpleja. Pero después, se volvió aficionada”.
La frase la entresacamos del sitio L'Impronta, Oct-26-2011, y ha sido pronunciada por el P. Ignatius Manfredonia, FFI (imágen), nuevo rector del Convento de la Iglesia de San Domenico En Teramo, Italia, en el curso de una entrevista concedida a ese sitio.
Un nuevo ejemplo de cómo con un poquito de voluntad se puede implementar el Motu Proprio Summorum Pontificum; no había una horda enardecida y abigarrada de fieles solicitando la Misa según la Forma Extraordinaria, de hecho no había nadie solicitándola; el sacerdote que tomó la iniciativa no sabía celebrar la Misa según la Forma Extraordinaria, ni se quedó de brazos cruzados diciéndo: “como no se celebrarla, no estoy obligado a hacer algo que no puedo”; se propuso a aprender, cuando ya supo, comenzó a introducirla sin que los fieles supieran; y con el paso de los días estos fieles se convirtieron en adictos a la Santa Misa según la Forma Extraordinaria.
Ahora llegan a la memoria esas sabias palabras de San Bernardo de Claraval: “Quita la Voluntad propia y no habrá infierno”.
Un nuevo ejemplo de cómo con un poquito de voluntad se puede implementar el Motu Proprio Summorum Pontificum; no había una horda enardecida y abigarrada de fieles solicitando la Misa según la Forma Extraordinaria, de hecho no había nadie solicitándola; el sacerdote que tomó la iniciativa no sabía celebrar la Misa según la Forma Extraordinaria, ni se quedó de brazos cruzados diciéndo: “como no se celebrarla, no estoy obligado a hacer algo que no puedo”; se propuso a aprender, cuando ya supo, comenzó a introducirla sin que los fieles supieran; y con el paso de los días estos fieles se convirtieron en adictos a la Santa Misa según la Forma Extraordinaria.
Ahora llegan a la memoria esas sabias palabras de San Bernardo de Claraval: “Quita la Voluntad propia y no habrá infierno”.
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