sábado, 29 de octubre de 2011

¡Fiesta de Nuestro Señor Jesucristo Rey¡

TEXTOS DE LA SANTA MISA
Introito. Apoc. 5.12; 1.6; Salm. 71.1.-  Digno es el Cordero, que ha sido degollado de recibir la potencia, la divinidad, la sabiduría la fortaleza y el honor. A él gloria y poder por los siglos de los siglos. Salmo.- Oh Dios, da tu equidad al Rey; y tu justicia al Hijo del Rey. V/. Gloria al Padre, y al Hijo.
Colecta.-  Omnipotente y sempiterno Dios, que has querido reunirlo todo en tu amado Hijo, Rey del universo; concédenos propicio que todos los pueblos, disgregados por la herida del pecado, se sometan a su suavísimo imperio. El cual vive y reina contigo.
Epístola. Col.1.12-20.-  Cristo es el primero en todas las cosas, en el orden de la creación como en el de la salvación. Es el principio de unidad en la Iglesia e instrumento de reconciliación entre Dios y los hombres por su muerte sobre la cruz.
Hermanos: Gracias damos a Dios Padre, que nos ha hecho dignos de participar en la luz, que nos ha arrebatado del poder de las tinieblas, y nos ha trasladado al reino de su Hijo muy amado, en quien, por su sangre, tenemos la redención, la remisión de los pecados. Él es la imagen del Dios invisible, primogénito de toda la creación, porque en él han sido creadas todas las cosas en los cielos y sobre la tierra, el mundo visible y el invisible, tronos, señoríos, principados, dominaciones, todo ha sido creado por él y para él. Es anterior a todo y todo subsiste en él. Él es también la cabeza del cuerpo: de la Iglesia. Como quien es principio, primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga él la primacía, pues plugo al Padre poner en él la plenitud y reconciliar por él, que ha restablecido la paz en la sangre de su cruz, todo lo que existe sobre la tierra y en los cielos, en Cristo Jesús. Señor nuestro.
Gradual. Salm.71.8,11.- Dominará de mar a mar, y desde el río hasta los confines de la tierra. V/.Todos los reyes se prosternarán ante él, y le servirán todas las naciones.
Aleluya. Dan.7.14.-  Aleluya, aleluya. V/. Su dominación es una dominación eterna, que no pasará; y su reino, un reino que jamás será destruido. Aleluya.
Evangelio. Juan 18.33-37.- Mi reino no es de este mundo.» La realeza mesiánica de Jesús no tiene nada que ver con las realezas de la tierra; es de un orden espiritual. Mas, con ello, no se niegan los derechos que tiene Cristo a reinar ya desde ahora sobre los hombres.
En aquel tiempo, dijo Pilatos a Jesús: ¿Eres tú el Rey de los Judíos? Respondió Jesús: ¿Dices tú eso por cuenta propia o te lo han dicho otros de mí? Replicó Pilatos: ¿Qué? ¿Acaso soy yo  judío? Los de tu nación y los pontífices te han entregado a mí; ¿qué has hecho? Respondió Jesús: Mi reino no es de este mundo; si de este mundo fuese mi reino, mis gentes hubieran luchado para que no fuera yo entregado en manos de los Judíos; pero mi reino no es de aquí. Replicóle Pilatos: ¿Con que tú eres rey? Respondió Jesús: Tú lo dices .Yo soy Rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo, para dar testimonio de la verdad; todo aquél que pertenece a la verdad escucha mi voz.CREDO.
Ofertorio. Salm.2.8.- Pídeme, y te daré las naciones por herencia y en posesión los confines de la tierra.
Secreta.-  Te ofrecemos, Señor, la víctima que reconcilió a los hombres con su Dios: haz que esta misma victima, tu Hijo Jesucristo, Señor nuestro, a quien inmolamos en este sacrificio, otorgue a todos los pueblos los dones de la unidad y de la paz. El cual vive y reina contigo.
Prefacio de Cristo Rey.- En verdad es digno y justo, equitativo y saludable, darte gracias siempre y en todas partes, Señor, santo Padre, omnipotente y eterno Dios, que ungiste a tu unigénito Hijo y Señor nuestro Jesucristo, sacerdote eterno y rey de todos, con óleo de alegría, para que, ofreciéndose a sí mismo en el ara de la cruz, como víctima pacífica y sin tacha, obrase el misterio de la humana redención, y, una vez sometidas a su imperio todas las criaturas, entregase a tu infinita majestad un reino eterno y universal, reino de verdad y de vida, reino de santidad y de gracia, reino de justicia, de amor y de paz. Y por eso, con los Ángeles y .los Arcángeles, con los Tronos y las Dominaciones, y con toda la milicia del ejército celestial, cantamos un himno a tu gloria, diciendo sin cesar.
Comunión. Salm. 28.10-11.- EL Señor se sienta rey por siempre; el Señor bendecirá a su pueblo en la paz.
Poscomunión.- Alimentados con el pan que da la inmortalidad, te pedimos. Señor, que cuantos nos gloriamos de militar bajo las banderas de Cristo Rey, podamos con él mismo reinar por siempre en el cielo. El cual vive y reina.


En todas las Iglesias, Parroquias y Oratorios, delante del Santísimo Sacramento Expuesto conviene renovar el acto de Consagración del género humano a Cristo Rey. (Indulgencia plenaria, cf. Enchir, Ind. n. 27)

Versión original compuesta por S.S. León XIII
Dulcísimo Jesús, Redentor del género humano, miradnos hu-mildemente postrados delante de vuestro altar; vuestros somos y vuestros queremos ser y a fin de poder vivir más estrechamente unidos con Vos, todos y cada uno espontáneamente nos consagramos en este día a vuestro Sacratísimo Corazón.
Muchos, por desgracia, jamás os han conocido; muchos, despreciando vuestros mandamientos, os han desechado. Oh Jesús benignísimo, compadeceos de los unos y de los otros, y atraedlos a todos a vuestro Corazón Sacratísimo.
Oh Señor, sed Rey, no sólo de los hijos fieles que jamás se han alejado de Vos, sino también de los pródigos que os han abandonado; haced que vuelvan pronto a la casa paterna, para que no perezcan de hambre y de miseria. Sed Rey de aquellos que, por seducción del error o por espíritu de discordia, viven separados de Vos devolvedlos al puerto de la verdad y a la unidad de la fe, para que en breve, se forme un solo rebaño bajo un solo Pastor.
Sed Rey de los que permanecen todavía envueltos en las tinieblas de la idolatría o del islamismo; dignaos atraerlos a todos a la luz de vuestro reino.
Mirad, finalmente, con ojos de misericordia a los hijos de aquel pueblo que en otro tiempo fue vuestro predilecto: descienda también sobre ellos como bautismo de redención y de vida, la sangre que un día contra sí reclamaron. Conceded, oh Señor, incolumidad y libertad segura a vuestra Iglesia; otor-gad a todos los pueblos la tran-quilidad en el orden; haced que del uno al otro confín de la tierra no suene sino esta voz: ¡Alabado sea el Corazón Divino, causa de nuestra salud, a Él se entonen cánticos de honor y de gloria por los siglos de los siglos! Amén.
Jesu Dulcissime, Redemptor humani generis, respice nos ad altare tuum humillime provolutos.  Tui sumus, tui esse volumus; quo autem tibi conjuncti firmius esse possi-mus, en hodie sacratissimo Cordi tuo se quisque nostrum sponte dedicat.  Te quidem multi novere numquam; te, spretis mandatis tuis, multi repudiarunt.  Miserere utro-rumque, benignissime Jesu, atque ad sanctum Cor tuum rape universos.
Rex esto, Domine, nec fidelium tantum qui nullo tempore discessere a te, sed etiam prodigorum filiorum qui te reliquerunt: fac hos, ut domum paternam cito repetant, ne miseria et fame pereant. Rex esto eorum, quos aut opinionum error deceptos habet, aut discordia separatos, eosque ad portum veritatis atque ad unitatem fidei revoca, ut brevi fiat unum ovile et unus pastor.
Rex esto eorum omnium, qui in tenebris idololatriae aut islamismi adhuc versantur, eosque in lumen regnumque tuum vindicare ne renuas.  Respice denique miseri-cordiae oculis illius gentis filios, quae tamdiu populus electus fuit: et Sanguis, qui olim super eos invocatus est, nunc in illos quoque redem-ptionis vitaeque lavacrum descendat.
Largire, Domine, Ecclesiae tuae securam cum incolumitate libertatem; largire cunctis gentibus tranquilitatem ordinis; perfice, ut ab utroque terrae vertice una resonet vox: Sit laus divino Cordi, per quod nobis parta salus: ipsi gloria et honor in saecula. Amen.

Versión reformada por S.S. el Beato Juan XXIII
Iesu dulcissime, Redemptor humani generis, respice nos ante conspectum tuum humillime provolutos. Tui sumus, tui esse volumus; quo autem tibi coniuncti firmius esse possimus, en hodie sacratissimo Cordi tuo se quisque nostrum sponte dedicat.
Te quidem multi novere nunquam; te, spretis mandatis tuis, multi repudiarunt. Miserere utrorumque, benignissime Iesu, atque ad sanctum Cor tuum rape universos.
Rex esto, Domine, nec fidelium tantum qui nullo tempore discessere a te, sed etiam prodigorum filiorum qui te reliquerunt; fac hos, ut domum paternam cito repetant, ne miseria et fame pereant. Rex esto eorum, quos aut opinionum error deceptos habet, aut discordia separatos, eosque ad portum veritatis atque ad unitatem fidei revoca, ut brevi fiat unum ovile et unus pastor.
Largire, Domine, Ecclesiae tuae securam cum incolumitate libertatem; largire cunctis gentibus tranquillitatem ordinis; perfice, ut ab utroque terrae vertice una resonet vox: Sit laus divino Cordi, per quod nobis parta salus: ipsi gloria et honor in saecula! Amen.

Jesús bueno, Redentor del mundo, míranos humildemente postrados delante de tu altar: tuyos somos y tuyos queremos ser, y a fin de vivir más estrechamente unidos contigo, todos y cada uno nos consagramos en este día a tu Sagrado Corazón.
Muchos, por desgracia, jamás te han conocido: muchos, despreciando tus mandamientos, te han desechado. Jesús misericordioso, compadécete de los unos y de los otros, y atráelos a todos a tu Corazón.
Señor, sé rey, no sólo de los hijos fieles, que jamás se han alejado de ti, sino también de los pródigos que te han abandonado; haz que vuelvan pronto a la casa paterna, para que no perezcan de hambre y de miseria. Sé rey de aquellos que, por seducción del error o por espíritu de discordia, viven separados de ti: devuélvelos al puerto de la verdad y de la unidad de la fe, para que en breve se forme un solo rebaño bajo un solo pastor.
Concede, Señor, libertad a tu Iglesia; otorga a todos los pueblos la paz en el orden; haz que del uno al otro extremo de la tierra no resuene sino esta voz: Bendito sea el Corazón que es causa de nuestra Salvación; a Él se entonen cánticos de honor y de gloria por los siglos de los siglos. Amén

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